Saturno y el Minotauro

Saturno devorando un hijo. Goya.
Yo maté al Minotauro y los dioses saben que fue un acto de misericordia. 
Fui invitado a un banquete a la casa de Saturno, a mirar cómo devora legiones hasta llegar a la soledad desértica cuando trague al último de sus hijos.
Está ciego por la gula, vació la luz de sus ojos que ahora son como dos bolas que escupió el cañón de un buque naufragado.
Esta noche, durante el banquete, Saturno conocerá la misericordia, la ternura, que es capaz de proveer mi espada.

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