Turno
Sábado 3 am. La sede de los Juzgados de Turno es un festín de patrullas con la sirena apagada. Los policías se recuestan sobre las puertas. Fuman. Comen. Ríen. Las señoras que usan delantal y lloran hacen ambas cosas, pero sobre todo lloran frente al portón enorme custodiado por más policías. Los juzgados están en un sótano. El cadáver de Aligheri se licenció como arquitecto y diseñó este mounstruo. Los Juzgados de Turno, con el piso sucio, los baños inundados de mierda y las jaulas donde encierran a los tipos de pelo grasiento informándome que a la primera me cogen. Sus risas con dientes de oro, sin dientes, sus risas. Las salas de audiencias con su luz blanquecina y sus bancas gris plomo. Las ovaladas manchas en la pared como costras colocadas sobre el respaldo de las bancas, huellas de las decenas de cabezas que allí recostaron el último sueño de libertad en diez años.
Huele a grilletes. Huele a mujer recién violada, a niño atropellado. A mariguana. Doce bolsas pequeñas rosadas, dispuestas sobre el piso. Hay tanto alboroto. Yo me preparo para la audiencia y saco fotocopias. Calculo la cantidad de tóner, de hojas, el tamaño de las hojas. Quiero distraerme, hacer ruido mental. Cualquier cosa con tal de no escuchar a la señora llorar. "Anoche, no sé por qué, creo que estaba drogado o borracho, pero mi hijo se me acercó, se me puso encima y me echó mano. Me violó, mi hijo" Huele a ocho años de cárcel, a examen vaginal del médico forense. A guante de látex. Doce copias. Imprimo. Habla el padrastro: "legalmente yo quiero que lo encierren, no entiendo qué le pasa". Salgo. Las bolsas de mariguana, más señoras llorando. Abogados borrachos se pasean por allí. Buscan trabajo. Susurran al oído de los presos "yo te saco por quinientos". Cuánto pagaría yo por poder salir de allí y llamarte, contarte esto. Arreglármelas para explicarte que el mundo es un desastre hermoso cuando observo tu silencio y tus manos rodear un vaso, cuando te veo hacer literatura con los gestos, cuando tu presencia es como leer un cuento infinito.
Explicartelo sin que suene imprudente ni desesperado, sino como una verdad que me sobrepasa y endulza. Más allá del horror de las noches perdidas en un sótano.
Es tarde. O es temprano.
Son las 5 am.
El domingo huele a sol recién nacido.
Huele a grilletes. Huele a mujer recién violada, a niño atropellado. A mariguana. Doce bolsas pequeñas rosadas, dispuestas sobre el piso. Hay tanto alboroto. Yo me preparo para la audiencia y saco fotocopias. Calculo la cantidad de tóner, de hojas, el tamaño de las hojas. Quiero distraerme, hacer ruido mental. Cualquier cosa con tal de no escuchar a la señora llorar. "Anoche, no sé por qué, creo que estaba drogado o borracho, pero mi hijo se me acercó, se me puso encima y me echó mano. Me violó, mi hijo" Huele a ocho años de cárcel, a examen vaginal del médico forense. A guante de látex. Doce copias. Imprimo. Habla el padrastro: "legalmente yo quiero que lo encierren, no entiendo qué le pasa". Salgo. Las bolsas de mariguana, más señoras llorando. Abogados borrachos se pasean por allí. Buscan trabajo. Susurran al oído de los presos "yo te saco por quinientos". Cuánto pagaría yo por poder salir de allí y llamarte, contarte esto. Arreglármelas para explicarte que el mundo es un desastre hermoso cuando observo tu silencio y tus manos rodear un vaso, cuando te veo hacer literatura con los gestos, cuando tu presencia es como leer un cuento infinito.
Explicartelo sin que suene imprudente ni desesperado, sino como una verdad que me sobrepasa y endulza. Más allá del horror de las noches perdidas en un sótano.
Es tarde. O es temprano.
Son las 5 am.
El domingo huele a sol recién nacido.
Comentarios
Igual, bien escrito.
cuentale la historia, que aun pasadas las 5 am, se que querra escucharla, pero recuerda no dejar de lado los recursos literarios*
besosdulces*
La de historias que has de saberte, Miss Trudy. Eso que describes es lo que me pasa: cada día debo inventarme una nueva fe. Lo vale, te lo aseguro.
Gracias Mario. Quisiera decirte que es sólo mi imaginación, pero no.
Gracias María Andreé. No fue en mi cumpleaños, fue este sábado.
los recursos literarios van implícitos en mi discurso, siempre, Maalexandra. que no haya preocupacion.
odiséico deber cumplido entonces, Vania. haré de esto una ilíada, faltan versos.
Amén, David, es lo que escogí. Adoro este trabajo.
gracias, Paola, saludos.
ese es el olor más refrescante que habrá siempre, güichita. para mí es la campana que suena. otro round ha comenzado. agua, golpea tus manos entre si y salta al ring.
BIENVENIDO A TU VIDA, ME DICEN LOS MEDIOS DÍAS. HAY DÍAS COMO ESTE, CUANDO UNO VIVE EN EL PRESENTE. BRINDO POR ESO, BORRACHOS DESDENTADOS QUE ME HAN ACOMPAÑADO EN LA TRISTEZA.
Si Julio Soza es tu padre, Juana de Arco debe ser tu madre, preguntale a ella.
Se le extraña Aviador... allí se pasa en un tiempito libre tomándose un café a mi chamba.
Con lo de tu chica, yo digo que pueda que sea tan simple como agarrar el teléfono y marcar... pueda.
Abrazotes sin contabilizar. Excelente texto, me identifiqué a todo nivel con él.
y, que decir después de ese baño de realidad, de entender que ni la mejor ficción le gana, de comprender mejor lo que se vive a diario en donde otros no nos entienden, nos exigen y nos juzgan el trabajo y no queda más que ponerle más huevos a la tortilla, total, mañana siempre llega.
saludos..
Por cierto...me ha encantado la foto de inicio en tu blog!! de verdad que buena foto!!
Besos!!
En realidad no estoy harto. Porque la chica de la esquina, sha me trata bien, sha me la dá!!!!!!!
P. Abrazo.
No tengo madre, ni hermana. Bien, tengo madre y hermana. Me fascinan ambas. Las adoro. Mandan saludos.
es sólo un trabajo, el mío. un poco más irregular de horario que los otros, eso sí.
gracias por leerme lector agradecido.
Me sucedió el sábado dieciocho de julio en la torre de tribunales de Guatemala.
Abrazo Diana. Suerte en el conflicto.
Que día. Entre responsabilidad, indiferencia, corrupción, miedo... toda esa mezcla de cosas. Una buena dósis de realismo guatemalteco.