Fútbol para desempleados

Coloqué la taza de café sobre el balcón, cuidando que las gotas del aguacero no la alcanzaran. En la cancha de fútbol de la vecindad, estaban jugando un partido. Bajo la intensa lluvia, ellos seguían gritando como si fuera la final de la copa del mundo. Y quizá para ellos lo era: su barrio, su universo. Tomé un sorbo de café y pensé en prender un cigarro. No lo hice, llevo un buen tiempo sin tener verdaderas ganas de fumar. Pensé también en leer un libro; pero en realidad, quería seguir viendo cómo los tipos se deshacían entre el lodo, como si eso fuera mucho más importante que estar en casa cómodamente viendo el televisor. Terminaron el partido y yo el café. Algunos espectadores les aplaudían, cubriéndose con improvisadas capas de plástico hechas con bolsas del supermercado. Luego, algunos se fueron a una tienda vecina, donde comenzaron a beber cerveza. Los entiendo. Pareciera como si ese charco lodoso, donde marcaron los mejores goles de su vida fuera el único sitio donde existen. Ahí sueñan, yo les conozco. Algunos son mis vecinos, mis amigos. Y tienen trabajos que los demuelen. Ocho horas moviendo garrafones de agua purificada, o cargando cajas para una farmacéutica. Invisibles la mayor parte del tiempo. Pero no en la cancha, ahí pueden ser héroes, que desafían la lluvia para hacer que su equipo ascienda en la liga del glorioso estadio de la Chácara. Estoy seguro que no pueden regresar del estadio directo a casa. Tienen que pasar por la tienda, para recibir su dosis de anestesia. De otro modo, no aguantarían la rudeza de un domingo por la tarde y la semana amenazando con empezar, con tragarse sus sueños de cracks de ligas de barrio. El fútbol me provoca emoción, pero también mucho de tristeza. La mayoría de los jugadores locales son como caballos de carrera, que terminan abandonados al final de sus vidas, hablando en cantinas sobre sus glorias pasadas. Que tampoco fueron muchas. Pero sí los suficientemente importantes, como para hacer que los lunes tuvieran sentido. Y algunos días, un delicioso sabor a victoria que se va disolviendo entre la lluvia, los charcos y el lodo, en el largo camino a casa. 

Comentarios

Fabrizio Rivera ha dicho que…
Nueva lectura, mismo efecto, tendré que darle copy+paste al comment pasado. Solo agregare que cuando veo jugar a mi hijo el sabado, juega como si fuera la final del mundial, a lo mejor lo es... por un momento, cuando me ve y yo le grito: !Dale Bambino!

"
Fabrizio Rivera dijo...
Dr. Pradowsky: Cada vez que voy a leer un nuevo post tuyo, no lo hago ligeramente, no!

Tomo asiento, relajo la mente, me propongo ser objetivo, pienso: leer para aprender.

Tal empresa queda totalmente destruida a la linea dos, pienso: leer para aprender a Prado un carajo! leer a Prado es para admirar, no hay remedio.

La imagen del perro y la vieja, la ciudad que muere desde una cama y una cerveza abierta en tu mano, sin comprobar la verdad... es simplemente brillante."

Saludos Maestro, un abrazo.
Miss Trudy ha dicho que…
Ese es el destino de las clases obreras donde sea. El trabajo duro que los deja medio invalidos antes de los 45 y sus únicos gozos son los deportes del domingo. ¿Y quien quita que no son más felíces, durante el partido que juegan, que el más millonario en esos momentos sentados inútil sobre sus millones? La felicidad está hecha de pequeños ratos asi. Y bueno, claro, algunos dirán que de chocolate y vino también (ja ja)...
David Lepe ha dicho que…
esas catársis de fútbol bajo la lluvia y dentro del lodo, son inexplicables. Son hasta mágicas.
otra vez, tu sensibilidad me llegó al corazón.
Prado ha dicho que…
Gracias Fabrizio, dobles. Un abrazo para vos y para tu hijo.

Cierto Trudy, pero también el que tiene un negocio le vende el tiempo a quien le compra su producto o servicio. Y no digo que esté mal. Siempre y cuando uno pueda escoger al menos quién va a ser su dueño. Un abrazo.

Órale David, buena onda. Deberíamos organizar una chamusca para el grupo de autoayuda. Un abrazo.
Engler ha dicho que…
Hace años yo jugaba al fútbol en campos polvorientos de Villa Nueva, hasta que me lesioné severamente la rodilla, el zapato se me quedó atorado en ese campo que parecia listo para cultivar... sé de lo que hablás... mis compañeros de equipo una plebe de mecánicos y albañiles me sacaron en hombros, nunca más volví...

hasta hoy...

ya qué más dá! el futbol, tus relatos, este, todo, todo es triste y es triste porque es hermoso!
José Joaquín ha dicho que…
Ah, el fútbol. Yo creo que uno nunca deja de ser niño en el sentido de que siempre nos gusta jugar. Lo que sucede es que no todo mundo puede ser rockstar. Ser invisible no es tan malo como ser abusado o no tener para comer o para curarse. Todo junto sí que es triste.

Las tardes de chamusca, si te gusta el fut, siempre son alegres, tengás 5 o 45 años. Probablemente a los 45 (es la edad que mencionó Miss Trudy) te darás cuenta de que si todavía podés patear la pelota sin dolor, es que la vida no te ha tratado tan mal.

Buen post, saludos.
Maria Andree ha dicho que…
¡Qué genial el header! Ahora para los lunes no hay remedio pero la lluvia también funciona como anestesiante. [saludos]
Allan Martínez ha dicho que…
Ese es fútbol en estado puro. Lodo, gloria, emoción, el último suspiro y más que eso. El que gana. Cuando se gana se pasa mejor la semana. Adictivo. Me hubiera gustado tener 20 años menos y jugar hasta que se me caigan las piernas. Y meter el gol justo cuando se esconde el sol. La victoria... la última carcajada, es la única verdadera batalla que importa. Perdón... se me coló Buko. Saludos señor.
La Guera Rodríguez ha dicho que…
Prado:
No me agrada el futbol, pero tu texto me ha encantado, tu forma de describir las situaciones lo hace de una forma especial.
Tambien me agrada los cambios de de repente encuentro por aqui.

besos!!
Unknown ha dicho que…
Hola, me encanta el header. Mi hermanito no sabía que era una chamusca hasta que tuvo 6 años, antes eran mejengas :) El fútbol de chamusca en campos lodosos tiene un gusto muy extraño y todas las chamuscas son la final de la copa del mundo. Conocimiento adquirido frente a mi casa :) entre los 8 y los 16... Ahh bonita mi vida!
Prado ha dicho que…
Hola.

Salud por los heridos en batalla, Engler. Siempre están las consolas consoladoras dónde jugar fútbol como un crack, o el futillo de feria, Dios le bendiga.

Esa es una buena medida de juventud y energía, José Joaquín. Yo a esta edad, no puedo. Supongo que estoy viejo. Salud.

Gracias María Andreé. Un abrazo.

Allan, maestro, esas glorias son las prometidas en los días difíciles. Bukowski, Charles, es bienvenido siempre. Abrazo.

Diana, muchísimas gracias, espero que todo siga bien en casa. Un abrazo hasta allá.

Claro, hermosa tu vida. Mejenga! jugaba en Costa Rica? genial. Igual lo de las canchas frente a la casa. Un abrazo enorme para ti.

Muchas gracias, les quiero.

adeus.
Oswaldo J. Hernández ha dicho que…
Opino hasta ahora pues no me dejo de imaginar con un sniper desde la ventana sin respirar y muy concentrado.
Prado ha dicho que…
jajaja. te acabo de ver claramente apuntando!
Pirata Cojo ha dicho que…
Deporte y guaro, el consuelo de los tristes asalariados, ¡Ah!, cuando jugaba de puntero izquierdo en mis años mozos, después otros deportes demandaron mis humildes concursos, jugar bajo la lluvia en la plazuela San Sebastián era una maravilla. Ya tengo 46 y no puedo jugare deportes de contacto gracias a mis meniscos operados, o sea que se cumple lo que dijo Miss Trudy.
Issa ha dicho que…
Como siempre me encantó y felicidades por lo de no cigarro :)
Nuci ha dicho que…
Header, Julio Roberto! Header: me encanta!
A do outro lado da xanela ha dicho que…
Todos, inevitablemente, tenemos nuestro escondrijo, nuestra realidad aparte donde podemos ser otros...

Sino, vaya desesperación de vida lineal...

Beso!
manu ha dicho que…
y quienquita son felices, para mi el futbol es un mundo aparte, este post me transporta a tierra nueva, al palco de lujo de camaradería del manoseo amigable, lugar que a oído mil veces las mismas historias, que se interrumpen con la presencia femenina, ese mujeron piel canela y piernas de acero?, acarreando a sus dos hijos, que entre cervezas caricias risas y demás transcurren los partidos al son de arbitroijupueta, como decía me transporte por momentos a otros mundos, muy buen post, saludos

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