aviso

Por las mañanas camino al trabajo esquivando vagos. El sol me da de frente y estornudo. Autos viejos circulan, mientras encuentro el mismo letrero de siempre: un robot no suspira, dice sobre una pared amarilla, descascarándose como corteza de árbol seco. Por las noches bebo cerveza. Las guardo en el refrigerador. El aparato está en la lavandería. Cada vez que salgo por una, al pasar por el balcón, un perro me ladra. De once de la noche a una de la mañana, en la escuela frente a mi casa, aparece una anciana que limpia las ventanas con una manguera. Estoy convencido que no existe; sólo es un juego de luces. Pero la señora tiene a su lado un perro que no deja de verle. La señora existe porque el perro la mira, no porque yo la observe con una cerveza abierta. Yo no puedo hacer que algo exista, aunque lo desee con toda mi alma. He dejado de fumar. Bueno, fumo a veces. Miro las montañas oscurecerse y la ciudad morir desde mi cama. Yo prefiero sobrevivir a las noches que pueda y quedarme a mirar cómo el sol brilla sobre las hojas de los árboles plantados en el jardín; caminar por una calle con un rótulo que me recuerda que no soy un robot. Quisiera tener un engranaje en vez de corazón. Quisiera ser un auto, tomando a cien por hora una curva cerrada. Las aves vuelan también de noche. Yo sólo prendo el televisor.


Comentarios

Oswaldo J. Hernández ha dicho que…
y otros hacemos un esfuerzo grande para no aceptar la invitación de dejar de respirar. Convertirnos quizá en una prosopopeya al menos en la ciudad y un asco.

saludos.

Pd. He vuelto.
Prado ha dicho que…
bueno, creo que todos la hacemos, Oswaldo. Es sólo que para unos es un movimiento reflejo, pero para nosotros no. A mí me gustaría convertirme en un "clavo bajo la alfombra" como define el buen Alfredo Trejos: ya no sostiene nada pero está ahí.
Me alegra que volvieras.
Ana González Ewens ha dicho que…
que bueno que suspiramos...desde bebés suspiramos como sabiendo desde la primera luz que vemos lo que nos ha de tocar...y seguimos suspirando
Miss Trudy ha dicho que…
Me gusta la imagen de la vieja lavando ventanas y que solo tu y el perro miran. Muestra que la ciudad no se muere de noche, sino que vive y respira. Quizás aun con más pasión que durante el día, solo que sin la cubierta de ruido y trajín. ;o)
A do outro lado da xanela ha dicho que…
grábate la frase del robot en alguna extremidad. Será más fácil no olvidarla.

Beso!
Sergio Cano ha dicho que…
Que tal Prado, paso por aquí de vez en vez, quisiera saber si puedo publicar este tu blog en una revista que se llama El Heraldo de los Altos en Huehuetenango, solo una parte de tu columna y la dirección por si hay alguien a quien interese lo pueda seguir leyendo. Me gusta tu estilo y quiero que más gente lo lea. Espero tu respuesta. Gracias.
Prado ha dicho que…
Claro, Ana, un abrazo.

Gracias Trudy, un abrazo.

Neh, es mejor que se me olvide a veces, ADOLDX.
un beso.

Mucho gusto Sergio, gracias por el interés. Por supuesto que puedes utilizar el blog, siempre que siempre que su uso no implique un beneficio económico, un perjuicio para el autor, su familia o en general, para cualquier otra persona; obviamente con la única obligación de citarme. Gracias por tus comentarios y de ser posible, me gustaría saber más de tu periódico. Mi mail es el siguiente: noticiasparadios@gmail.com
Saludos.
David Lepe ha dicho que…
que atractivo ritmo de palabras
Fabrizio Rivera ha dicho que…
Dr. Pradowsky: Cada vez que voy a leer un nuevo post tuyo, no lo hago ligeramente, no!

Tomo asiento, relajo la mente, me propongo ser objetivo, pienso: leer para aprender.

Tal empresa queda totalmente destruida a la linea dos, pienso: leer para aprender a Prado un carajo! leer a Prado es para admirar, no hay remedio.

La imagen del perro y la vieja, la ciudad que muere desde una cama y una cerveza abierta en tu mano, sin comprobar la verdad... es simplemente brillante.

Saludos Maestro, un abrazo.
Fabrizio Rivera ha dicho que…
P.D: Que te publique el Heraldo de Huehue, y todos los heraldos, a ver si vamos llenando los espacios con tus post. Pradisando los espacios digamos.

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