Intermedio. Myke Tyson cayendo a la Lona. III
Querida, hablemos de esta lección: imagínate un micrófono en la mano del presentador. El hombre de traje ruge como una fiera. De su boca sale un futuro tan claro como la mirada de una madre. Las bestias sólo saben de sangre. Las lámparas alumbran la lona azul. La tensión es más sensible si tocas las cuerdas. Mujeres en minifalda listas para juzgar si soy frágil. La fila llena en la casilla de las apuestas. Un lector es un apostador inmisericorde. Un buen lector podría apostar contra su madre, si ese día no lo inspira. Don King es el mejor editor de novelas. La campana sonando es la primera palabra del mejor cuento escrito hasta ahora. Escribir es una pelea de doce asaltos contra mi tristeza, contra mis injustificadas ganas de no morir derramadas sobre una hoja en blanco. Myke Tyson noqueará a Buster Douglas. Myke Tyson es la muerte encerrada en dos puños cortos. Myke Tyson es mi primer profesor de literatura. El Perro más salvaje, subiendo al cuadrilátero para dilapidar un adversario. Una página en blanco es un cuadrilátero que espera tu sangre. Buster Douglas perdió a su madre y ganó un puñado de ira. Myke Tyson perdió la vista en un ojo por la sangre del párpado. Una risa plastificada cayendo lentamente por la televisión en el décimo asalto. Celebramos un cumpleaños el once de febrero de cada año. Japón entero aborda el mismo tren, que a su vez, va al mismo sitio, que no es otro que la mandíbula de un hombre que a su vez es la mejor imagen del fracaso: Tyson cayendo a la lona en ocho cámaras lentas. Las apuestas se cobran treinta y dos a uno. La gente aplaudiendo a un desconocido. ¿Entiendes ahora a qué me refiero cuando digo que escribir además de todo también me aterra?
Comentarios
Gracias por ayudarme a encontrar en el cajón de cosas perdidas esta imagen...