Presagio







Toda la hiedra que crece
en los jardines abandonados
habrá de venir por mí
una mañana de mayo
debajo del aguacero
yo estaré buscando 
una piedra que brille
un televisor apagado
el agua que nace debajo
de la lengua de los cerros
Toda la hiedra
vendrá por mí
inmisericorde
y creceré en las casas sin dueño
como un niño abandonado
que vive de los frutos de la nostalgia
de la savia del abandono
yo leeré el futuro de las hojas
en la palma de mi mano
 en mi pecho nacerá una flor venenosa
que se tragará los drones
que sobrevuelan las tejas
como ojos que no parpadean
como satélites de las multitudes
la ciudad será mía
y no habrá registro audiovisual
de cuando venga mi otoño
cuando la flor en mi pecho
suelte todo su veneno

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