Tristeza Maleza
Al segundo intento, finalmente encendió mi cigarrillo. Los restos incinerados de los fósforos que dejé caer sobre la acera son pisoteados por un tipo de saco y bufanda, que como la demás gente, va de prisa. Demasiado a prisa, me parece, porque sólo van rápido los que lo tienen todo claro. Y a juzgar por el rostro de esta mujer, por ejemplo, que ahora pasa frente a mí con la mirada perdida en los profundos abismos de la nada, estoy seguro que va demasiado ligero. En un acto de lucidez yo prefiero quedarme acá, sobre la acera, apostado sobre el muro frontal de mi oficina. El segundo nivel está invadido por el sol de noviembre, pleno y frío; mientras, en la primera planta, la sombra deja correr libremente al aire helado que choca contra mí. Fumo, y las bocanadas salen a perderse en el profundo azul del cielo abierto. Veo pasar los últimos autos que quedaban en la calle. Detrás de ellos se viene una inmensa manifestación que invade la totalidad del espacio. Poco a poco, el lejano sonido de las trompetas de los muchachos de la sinfónica municipal, que ocupan el edificio vecino, se va haciendo sordo frente a los niunpasoatrás, los no queremos, no nos da la gana, ser una colonia norteamericana y los alertas! Me parece que los manifestantes también van demasiado a prisa. Andan con carteles dispuestos sobre lazos que cuelgan de sus hombros, con cintas que colocan en sus cabezas plagados de nombres de los mártires de la revolución, con toda esa parafernalia de signos de protesta. Y como siempre, la música de los Guaraguao amplificada desde la camioneta celeste, o en algún momento celeste, como lo muestran algunas de sus piezas que guardan pintura ante la invasión del óxido y el destajo. He visto pasar tantas veces a la gente exigiendo cosas en los ocho años que llevo trabajando en este sector de la ciudad, que ya una manifestación más no me roba la calma. A veces creo que hemos decidido ser ciegos y sordos. O la gente ha decidido ser ciega y sorda. O yo no entiendo a la gente y yo soy un ciego y sordo, negligente y desconocido. Pero, a pesar de mí, siguen las voces, que son las mismas, ebrias muchas, hambrientas todas, con los mismos gritos que son ignorados crónica y categóricamente. Y quién tiene la osadía de arriesgarse a platicar con una piedra? Sólo un necio o un poeta. Pero no veo poetas por acá, sólo hombres, mujeres y niños, con las miradas perdidas en los profundos abismos de la nada. Que van demasiado a prisa, como si lo tuvieran todo claro. Como si todo el mundo lo tuviera claro, menos yo.
El cigarro se termina y con él la manifestación. Meto ambas manos en los bolsillos de mi pantalón donde sólo encuentro un juego de llaves y unas cerillas. A lo lejos, el sonido de las trompetas se vuelve a escuchar. Decido regresar a mi oficina a teclear unas líneas, servirme café, balancearme sobre la silla, mirar por la ventana. Mirar mucho por la ventana. Y camino lento, lentísimo. Porque una sola cosa tengo clara: que un buen tiempo atrás, conocí la tristeza y así el infinito.foto:Daniel Herrera, Prensa Libre.
Comentarios
¿Infinita o circular?
Tristeza, en cualquier caso...
Sú soplo helado llegó hasta mí.
Un abrazo fuerte, Prado...
Belleza+tristeza, o transmitir esa tristeza con una bella expresión. Me parece, como a usted, que el sistema lo tiene todo previsto, hasta cada muro de las lamentaciones. ¿Nos salvará la bondad, la extensión universal, la explosión general de la bondad? Yo creo que sí.
Un abrazo.
En él se renuncia a las ideologías pero se mantiene la fe, casi forzada, en una cosa hacer un poco más felices a los que están a mi lado y a los que sé que desde lejos sufren.
Salvando ese punto, tristeza y maleza.
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Saludos, Goathe.
No pudiste ver ningún poeta en el momento, salió frente a las teclas, al lado de ese café.
Un abrazo.,
Es terrible.
somos un leve titere de la sociedad.
Es triste porque hemos aprendido a volvernos ciegos ante estas cosas.
la tristeza del pueblo de una Guatemala desnuda que aun se atreve a luchar ...
saty
Me sentí muy identificada con tu escrito. Tantas veces he sentido esa tristeza!
me canse de las protestas, y más de aquellos que han nacido para pedir y no se esfuerzan por conseguir...
me encantaría encerrarme a escuchar el silencio.
besos
anamorgana
Parte de la vida y sobrepasa nuestra razón y no es más que /Simpleza/ Y... hace una protesta interna contra esa sociedad monónotona pero lo curioso es que somos monótonos que van de prisa!
Y vamos camino a ningún lado..
Pero hay algo en los ojos de las personas que aún sufren eso que ven, que acogen miradas perdidas
Como usted que hace de esa simpleza cruda y triste una belleza
Un abrazo!
Me gustó mucho eso.
Saludos... por cierto, le recomiendo dos agrupaciones (de música, obvio) aunque, tal vez ya las conozcas: Archive y Sunday Munich.
Saludos
Ya se le extraña
Saludos.
Salú pue.
Leyendo los comentarios tan coherentes y profundos de tus lectores se me olvidó lo que iba a poner yo..!!
Hay algo dentro de todo que me llamó la atencion:
"solo van rapido las personas que lo tienen claro."
Desde mi punto de vista creo que es diferente...
Creo que si vas aprisa es porque no tienes definido nada, el tiempo apremia y te hace moverte muchas veces sin saber a donde... Si tienes las cosas en claro, te tomas tu tiempo para caminar tranquilo, porque ya tienes definido tu camino.
Es mi punto de vista, claro.!
Saludos!
Diana
te puedo anexar a mis links?
Rebaños Don Prado, rebaños.
abrazos
me pregunto en qué nos diferenciamos de las hormigas.
y un hombre observa, desde su oficina, a la muchedumbre que es marabunta.
tu texto, muy bueno.
especialemnte esto de: "quién tiene la osadía de arriesgarse a platicar con una piedra? Sólo un necio o un poeta".
salud, dinero y amor.
saludos!
Felicitaciones y encantada de conocerte.
Besos miopes
A.
Lo malo de las manifestaciones, es que son demasiadas como para echarnos a los hombros sus reivindicaciones. Supongo que por eso las autoridades dan los permisos oportunos para que tomen la vía pública: una paja ideológica; la furia antitaurina; la desesperación de padres con hijos de espina bífida. Creo que es el camino más corto para que nadie se interese en ellas; y menos aún si el destino te llevó a vivir a la capital. Hoy los tractores del lejano oeste por el precio de los portes del maíz; mañana los camiones del sur (que parece que también existe) y pasado, los taxistas reclamando por más seguridad, tras el último degollado. Son todos problemas muy serios, pero si me cierran la peluquería, la hemos fastidiado para todo el fín de semana.